Las Críticas: Saber Qué Hacer con Ellas (Sin Que Te Rompan)

Hay algo que he aprendido con los años, y de forma aún más intensa en el mundo del coaching, la formación y la exposición pública: las críticas nunca llegan vacías. Siempre traen algo consigo. A veces traen una verdad incómoda pero útil, otras veces traen veneno emocional puro, y muchas otras solo son proyecciones inconscientes de las frustraciones o inseguridades del otro. Pero todas, absolutamente todas, dejan una huella, por pequeña que sea. La pregunta clave es: ¿qué hacemos nosotros con esa huella? ¿Cómo gestionamos esas críticas sin que nos rompan ni nos cierren?

Cuando una Crítica Te Toca… y Duele

Recuerdo una vez, hace años, en uno de mis primeros talleres sobre inteligencia emocional. Al finalizar, una persona se me acercó y me dijo con un tono notablemente cortante y algo despectivo: "No estoy para nada de acuerdo con lo que dijiste sobre el perdón, me pareces demasiado idealista y poco realista."

En ese preciso momento, sentí un pinchazo agudo en el estómago y mi mente empezó a acelerarse. No porque no estuviera en su legítimo derecho de opinar distinto (¡faltaría más!), sino por la carga de juicio y desprecio que percibí en su tono y su mirada. Durante horas me quedé dándole vueltas: ¿Será que me pasé de emocional? ¿Habré sido ingenuo en mi planteamiento? ¿Quizás no tengo suficiente autoridad para hablar de esto?

Pero tras ese inevitable revuelo interno, algo dentro de mí logró calmarse. Me dije a mí mismo: “Martín, escucha atentamente si hay algo de verdad útil en ese comentario, algo que puedas aprender o mejorar… y luego, suelta con compasión lo que claramente no te pertenece, lo que es solo proyección o juicio ajeno.”

Y esa frase interna se volvió un mantra valioso para mí desde entonces.

¿Qué Hay Detrás de una Crítica? El Contenido del Paquete

Las críticas son como paquetes que nos llegan: algunos vienen envueltos de forma brusca pero contienen regalos útiles dentro (verdades constructivas, puntos de mejora), otros vienen llenos de piedras afiladas (intención de herir, frustración proyectada), y otros simplemente vienen vacíos de contenido relevante para nosotros. Pero si no nos atrevemos a abrirlos con cierta distancia emocional, no sabremos qué hay realmente dentro.

Detrás de una crítica puede haber muchas cosas:

  • Una intención constructiva genuina, aunque quizás mal comunicada o expresada con torpeza.
  • Un reflejo de la propia frustración, insatisfacción o dolor de la persona que critica.
  • Una proyección pura y dura: lo que al otro le molesta o no acepta de sí mismo, lo ve y lo ataca en ti.
  • Una señal (paradójica) de que estamos generando impacto o saliendo de la norma. Porque si nadie te critica nunca, probablemente no estás haciendo nada muy nuevo, valiente o disruptivo.

Lo importante es no confundir automáticamente la crítica recibida con la verdad absoluta sobre nosotros. Porque lo que alguien opina de ti… dice tanto (o a veces más) de esa persona como de ti.

Cómo Gestionar las Críticas Sin Que Te Destruyan (Ni Te Hagan Cerrar el Corazón)

Aquí te comparto algunas claves prácticas que me han ayudado mucho, tanto a nivel personal como profesional, y que también trabajo en sesiones con mis clientes:

  1. Respira Antes de Reaccionar: La crítica a menudo pica porque toca directamente nuestro ego, nuestra necesidad de ser aceptados o valorados. Y el ego herido reacciona rápido, a menudo a la defensiva. Antes de responder o rumiar, respira hondo varias veces. Siente la emoción que te provoca, pero no te dejes secuestrar por ella.
  2. Filtra con Curiosidad (No con Miedo): Pregúntate con la mayor objetividad posible: ¿Hay algo de verdad en esto, aunque duela? ¿Hay algún punto, aunque sea pequeño, del que pueda aprender algo para mejorar? Si la respuesta es sí, quédate con ese aprendizaje y agradécelo (aunque sea internamente). Si la respuesta es no, o si la crítica es claramente destructiva o malintencionada, suéltalo conscientemente. No tienes por qué cargar con basura emocional ajena.
  3. No Te Lo Tomes Todo Como Algo Personal: Recuerda que la mayoría de las veces, la crítica (especialmente la que viene cargada de negatividad) dice mucho más sobre las heridas, las creencias o el estado emocional del otro que sobre tu verdadero valor o capacidad.
  4. Evita Justificarte Defensivamente de Inmediato: Escuchar activamente una crítica no significa aceptarla ciegamente ni ceder a ella. Solo significa que le das un espacio a la otra parte para expresarse, lo cual puede desactivar parte de la tensión. Luego, puedes responder con calma si lo consideras necesario.
  5. Rodéate de Personas Que Te Digan la Verdad con Amor y Respeto: Busca construir un círculo de confianza (amigos, mentores, pareja, familia elegida) donde sepas que la crítica o el feedback vendrá desde el cariño genuino y el deseo de ayudarte a crecer, no desde la envidia o la necesidad de herir.

El Crítico Interno: El Más Peligroso de Todos

Pero hay una crítica que puede ser mucho más dañina y persistente que cualquier comentario externo: la que nos hacemos despiadadamente a nosotros mismos.

Esa voz interna que te dice que no eres suficiente, que te recuerda constantemente tus errores pasados, que te castiga sin piedad cuando fallas o no cumples tus propias expectativas (a menudo irreales). Esa sí que puede paralizarte y minar tu autoestima desde dentro.

Y esa voz crítica interna también hay que aprender a escucharla (para entender de dónde viene, qué miedo o herida la alimenta)… pero sobre todo, hay que aprender a ponerla en su sitio, a cuestionarla, a no creerle todo lo que dice. Porque tú no eres tus errores, ni tus caídas, ni tus imperfecciones. Eres mucho más que eso. Eres lo que decides hacer con ellos, cómo te levantas, cómo aprendes.

Las críticas, externas o internas, pueden ser maestros exigentes o monstruos destructivos. Tú eliges qué poder les das.

Lo importante es no cerrar el corazón por miedo a ser herido de nuevo. Mantente abierto a aprender, filtra con sabiduría, agradece lo útil, suelta lo tóxico… y sigue caminando tu camino con valentía y autenticidad.

Porque crecer duele a veces, sí. Pero mucho más duele quedarse estancado donde uno no se atreve a mirar ni a ser mirado.

Y si algún día una crítica te sacude más de la cuenta, recuerda esta verdad profunda:

"No soy únicamente lo que otros dicen de mí. Soy, sobre todo, lo que yo elijo construir con lo que dicen, con lo que aprendo de ello… y con lo que decido conscientemente dejar ir."

— Martín, fundador de Sentir Vital